Este precioso espécimen de la casa germana se consagró Papamóvil en 1960, unos treinta años después del último vehículo proporcionado por Mercedes al Vaticano (recordemos que de 1939 a 1945 la Segunda Guerra Mundial estremeció los cimientos de Europa y las cosas no estaban para regalos). El 300D Landaulet contaba con caja automática, una distancia entre ejes alargada casi en medio metro, un amplio techo desmontable, trono en posición central, radio y aire acondicionado. El por entonces Papa Juan XXIII bendijo en persona su Mercedes-Benz 300D.