Este mito es producto de tantas películas de Hollywood en las que una impresionante persecución termina con un auto chocando contra otro (o un muro, o prácticamente cualquier cosa) y explotando de manera espectacular. El combustible –sobre todo la gasolina y el etanol (el diésel es más bien un aceite)- si bien es bastante volátil al encenderse, no explotan al impacto. Sí hay muchos casos en los que tras un choque el combustible se derrama y por alguna chispa se prende, pero nunca vas a ver un auto impactar y explotar. Puede ser que sí salga una “llamarada” pero es sólo cuando se prende muy rápido. La evolución de los autos también se ha preocupado por asegurarse de que esto sea imposible, brindándoles de trabas de seguridad en el mismo tanque o sistemas que cortan la corriente de un auto al chocar para así evitar chispas que puedan prender el combustible.